Educación emocional: clave en nuestra sociedad

Las carencias afectivas en la edad infantil obstaculizan nuestro desarrollo cognitivo y nos impiden avanzar hacia la madurez.

El vacío de emociones y sentimientos en edad infantil son un obstáculo para nuestro desarrollo futuro. Muchas de las características de nuestra personalidad se adquieren en edad infantil y por tanto muchos de nuestros valores actuales se nutren o parten de la educación emocional recibida durante la infancia. Así, la carencia de estas emociones es un lastre importante para el crecimiento emocional del individuo. La educación emocional debe ser un proceso educativo permanente, capaz de potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo; ambos, elementos esenciales en el desarrollo de la personalidad integral.

Un incorrecto adiestramiento emocional en la infancia puede llevar a la persona en edad adulta hacia actos previsiblemente violentos, relacionados con conductas poco recomendables o socialmente reprobables. Muchos expertos achacan la culpa de este vacío emocional al tipo de sociedad moderna que nos toca vivir, producto de la cultura del individualismo, de anteponer los intereses propios a los de los demás, de situar siempre el dinero antes que a la familia.

De ahí que los expertos señalen que es extremadamente importante desarrollar un ejercicio de reafirmación y redirección de la visión, de la misión y de los valores personales, familiares, profesionales y ciudadanos, de las cosas que influyen filosóficamente en la vida del niño, sus sueños y principios. Por tanto, la interacción familiar es un factor decisivo de la inteligencia emocional que marcará toda su existencia, determinando y organizando los procesos mentales y comportamientos futuros del menor.

La personalidad se desarrolla a raíz de un proceso importante de socialización que comienza en la familia. Por tanto, los padres tienen un papel capital ya que son el modelo en el que se reflejan sus hijos, el ejemplo a seguir; de ahí que la vida familiar sea la primera y principal escuela de aprendizaje emocional.

La regla señala que se trata de educar a los hijos como nos gustaría que nos tratasen los demás. Desafortunadamente, en los colegios, suele prevalecer la razón teórica y la instrumental, prestándose menor atención al aspecto emocional.